La palabra de Dios nos enseña la importancia de la oración. Interceder es ponernos en el lugar de alguien para orar en su favor. Tenemos ejemplos en el Antiguo Testamento de grandes intercesores como Abraham, Moisés, o Daniel, y muchos casos de personas que se pusieron en la brecha y oraron en favor de alguien.
En el Nuevo Testamento tenemos a nuestro Señor Jesucristo y al Espíritu Santo que intercede por nosotros.
Romanos 8:26 (RVR1960)
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
El ministerio de intercesión trabaja en oración de forma permanente clamando a Dios en favor de la tierra. A través del formulario contacto puede hacernos llegar sus peticiones de oración si lo desea.